La receta no es fácil, el proceso entre la producción de un libro y el momento en que éste llega a manos de usted, amable lector, hay un esfuerzo conjunto, en donde cada miembro que interviene en la creación de éste desempeña un papel específico y su labor es indispensable, ya sea la del editor, autor, vendedor o impresor.
Para que un libro sea una realidad, de acuerdo con lo planteado por Datus Smith en Guía para la publicación de libros, en primer lugar se requiere del autor, un individuo que desee comunicar sus ideas a través de un texto.
Estas ideas llegan a las manos del editor, cuya labor es de suma importancia, en él recae la responsabilidad de recibir el manuscrito del autor, hacer las correcciones pertinentes, llevarlo con el impresor y posteriormente distribuir los manuscritos en librerías, para que estén al alcance de lectores.
También interviene el impresor, quién hace la composición tipográfica, encuadra la edición y devuelve la obra ya impresa al editor.
Una vez que el libro ha sido impreso, éste llega al penúltimo eslabón de la cadena, a las manos del vendedor, quién pone al alcance de los lectores las obras e intenta mantener un surtido de libros para que se adapten a los intereses de éstos.
Y es así como los libros aguardan en las librerías, o bibliotecas, esperando caer en el último eslabón de la cadena, los lectores, cuya única función es leer y disfrutar de su contenido.
Y es así como los libros aguardan en las librerías, o bibliotecas, esperando caer en el último eslabón de la cadena, los lectores, cuya única función es leer y disfrutar de su contenido.
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